NAPOLEÓN PISANI..,

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martes, 22 de noviembre de 2011

DONDE NACE EL ORINOCO

Napoleón Pisani Pardi

Cruxent, Rísquez Iribarren, Lluch y Carbonell. Foto tomada
del libro Vida y arquitectura, editado por la Fundación
Empresas Polar, Caracas, 1962.

    Donde nace el Orinoco, se titula el libro del Coronel Franz Rísquez Iribarren, publicado en 1962 por ediciones GRECCO, donde él narra la historia completa de la expedición en la búsqueda de las fuentes del Orinoco. “La más notable proeza geográfica cumplida en nuestro país en este siglo”. Como así lo dijo el historiador J. L. Salcedo Bastardo.

    En 1952, un año después de aquella exitosa expedición que logró llegar al lugar donde nace el Orinoco, la Televisora Nacional, Canal 5, creada en ese mismo año por el gobierno del Coronel Marcos Pérez Jiménez, transmitió un documental donde los televidentes pudimos ver, con admiración, lo que fue aquella famosa jornada que contribuyó al conocimiento científico de nuestro territorio.
    En su libro Donde nace el Orinoco, Franz Rísquez Iribarren hace una necesaria aclaratoria acerca del nombre que se le dio a esa expedición, y que aún, por ignorancia, se le sigue dando. “El 27 de marzo de 1951 y en Oficio No. 53 del Ministerio de Educación, previa autorización del Ministerio de la Defensa, fui nombrado Comandante de la Expedición, pero de una Expedición que siendo ciento por ciento venezolana, guardaría inexplicablemente el nombre de Franco-Venezolana. No conseguí jamás que se le cambiara el nombre, ya que todo hasta ese momento, pese al inmenso cariño y respeto que todos los venezolanos siempre hemos tenido por esa gran nación francesa, ni en el presupuesto, ni en la organización, ni en el Comando, ni en el personal y mucho menos en la acción coordinada, hubo algo distinto de lo venezolano”.

El cineasta y fotógrafo Enrique Lluch
con su ayudante. Foto tomada del
libro Vida y arquitectura.

    Entre los planes que tenía la Junta Militar de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela, de la cual era Presidente el Teniente Coronel Carlos Delgado Chalbaud, estaba el de realizar el estudio del inmenso territorio del sur venezolano. Así se lo hizo saber Carlos Delgado Chalbaud a Franz Rísquez Iribarren, en una entrevista llevada a cabo el 9 de noviembre de 1950. Cuatro días después fue asesinado el Presidente Delgado Chalbaud.
    Al año siguiente de aquel terrible magnicidio, y ya con el nombramiento de Comandante, Director y Jefe de la Expedición, Rísquez Iribarren recibió del Ministerio de la Defensa, la orden de iniciar la organización de la exploración, “que desde el primer momento la consideré múltiple, difícil y agotadora”:

1)   Remontar el Río Orinoco hasta sus Fuentes, y efectuar sobre él y zonas adyacentes, estudios geográficos.
2)   Establecer definitivamente y en forma precisa las coordenadas de su nacimiento.
3)   Establecer contacto con las diferentes Tribus y grupos Tribales que se encuentran en la región y efectuar los estudios pertinentes.
4)   Estudiar detalladamente la flora y la fauna de la región que se recorriera.
5)   Efectuar investigaciones geológicas y arqueológicas.
6)   Estudiar y corregir la cartografía de la zona.
7)   Obtener fotografías y películas en color, y en blanco y negro.
8)   Presentar un informe general, e informes por departamentos de seccionales científicos.

    El personal de la Expedición se dividió en: Miembros ad-Honorem. Comando. Personal Técnico. Personal Ayudante del Comando. Personal Ayudante de la Expedición. Los Miembros ad-Honorem fueron: Coronel Carlos Delgado Chalbaud, Dr. Germán Suárez Flamerich, Coronel Marcos Pérez Jiménez, Sr. Alfredo Boulton, Sra. Oly Clemente de Rísquez, Srta. Rita Gilda Asterio, Dr. Eduardo Calcaño y 19 personajes más. El Comando estaba a cargo de Franz Rísquez Iribarren. Entre el Personal Técnico se encontraban el profesor J. M. Cruxent, Dr. Luis Carbonell, Dr. Pablo J. Anduze, profesor León Croizat, Dr. Carlos Luis Carmona y el Capitán Félix Cardona Puig. Personal Ayudante del Comando: Teniente de Ing. Alfredo Alas Chávez, Ildefonso Villegas y Pierre Ivanoff. El Personal Ayudante de la Expedición estaba compuesta por 35 hombres.

Monseñor Segundo García celebra la Santa Misa en
La Esmeralda. Foto tomada del libro Donde nace el Orinoco.
Ediciones GRECCO, Caracas, 1962.

    “La Expedición que comandé – dice Franz Rísquez en su libro – en ningún momento tuvo el más mínimo punto de contacto con la aventura, o con el hecho novelesco, antes por el contrario la certeza en la importancia que significaría para Venezuela la coronación del objetivo propuesto, nos dio en su plan, organización, estatutos, reglamentos, etc., la categórica convicción de que no fracasaría la Expedición bajo ningún aspecto, ya que no existían los imprevistos. La Expedición era un esfuerzo venezolano, una empresa venezolana, y con objetivos venezolanos anhelado durante 425 años y esperado por nuestra tierra y por nuestra ciencia”.
    Entre los fotógrafos y cineastas que participaron en la Expedición, se encontraba el catalán Enrique Lluch, padre de la arquitecta venezolana Hélène de Garay, quien, en el libro titulado Vida y arquitectura, escrito por Jeannette Díaz y publicado por la Fundación Empresas Polar, dice lo siguiente: “Heredé varios rasgos físicos de mi padre, entre ellos su color de ojos, pero sobre todo me inculcó su honradez, principios y perseverancia. Era escritor, cineasta, director de teatro y excelente fotógrafo. Vino a Venezuela con un contrato de trabajo con Bolívar Films. Tuvo un programa durante un tiempo en Radio Nacional, el cual se llamaba Pequeñas biografías de grandes hombres, escrito y narrado por él. Escribía también para periódicos. Era bastante solitario y poco comunicativo respecto a sus cosas personales. Murió de un infarto en los años setenta”.

Franz Rísquez Iribarren. Foto tomada del
libro Donde nace el Orinoco.

    El autor de Donde nace el Orinoco, narra en este libro la historia completa de su atrevida, denodada y exitosa expedición. Diversos intentos anteriores terminaron en un aparatoso fracaso debido a las improvisaciones, y muchas otras cosas más, que impidieron el buen resultado de aquellas desorganizadas exploraciones. “La improvisación es sinónimo de fracaso”, decía con cierta frecuencia Franz Rísquez, quien, después de verificar que la curiara era un excelente medio de transporte para ser utilizado en aquellos raudales del gran río, apuntó lo siguiente: “Nunca había navegado en una curiara; desconocía en absoluto las posibilidades de navegación en ellas; su velocidad; el número de marineros y su capacidad de carga. Una tarde, en uno de los periódicos viajes de Fajardo a La Esmeralda, encontrándose relativamente tranquilo ya que estábamos a fines de mayo, le ordené a Buitrón, el gallo, y a Fajardo, que alistaran una de las curiaras recién traídas para salir a las 15.00 horas… La curiara era mediana, nueva y aún no había sido bautizada con nombre alguno. Estaba limpia, pero con un sui-géneris olor, imposible de describir, que a partir de ese instante no olvidaría jamás por una serie de extraños recuerdos.
    Me pareció que mi peso iba a desfondar aquella concha, y al embarcarme un bamboleo me hizo el efecto de no finalizar nunca y que terminaría por voltear la curiara. Qué lejos estaba de conocer los secretos de estabilidad, de resistencia, y de maniobra que guardaban las perfiladas embarcaciones maquiritares, las cuales muy pronto doblegarían aquel colosal caudal de agua hasta sus propias fuentes”.

El arrastre de las curiaras. Fotos tomadas del libro
Donde nace el Orinoco.

    La curiara está hecha de un solo palo, oscilan entre los tres y los ocho metros de longitud. Para los indígenas del Amazonas es un medio de transporte indispensable, cuando la curiara ha cumplido su vida útil como embarcación, se usa para guardar la yuca rallada, para lavar la ropa, o para almacenar las bebidas fermentadas que se consumen durante las fiestas y rituales.
    Estas embarcaciones fueron de gran utilidad como medio de locomoción para la expedición, tanto en el agua, como cuando, en muchas ocasiones, eran arrastradas por entre arenales y piedras filosas sin llegar a desfondarse.
    Entre los miembros ad-Honorem de la expedición en la búsqueda de las fuentes del Orinoco, está el nombre de Oly Clemente de Rísquez Iribarren, quien fue candidata a reina del VII Campeonato Mundial de Beisbol Amateur en 1944. Aquel concurso, que al final ganó Yolanda Leal, se había convertido en una lucha de clases.
    Yolanda Leal, maestra de escuela y residente en la Calle Triana de Monte Piedad, y Oly Clemente, quien vivía en el Country Club, eran las más fuertes candidatas al reinado de aquella Serie Mundial. Los diarios El Nacional y El Universal apoyaban a Oly Clemente, y Ultimas Noticias, apoyaba a la muchacha de Monte Piedad. “Voto por Yolanda Leal – dijo Carmen Clemente Travieso – porque está más íntimamente ligada al pueblo venezolano, y puede, en consecuencia, sentir sus necesidades”. Poco tiempo después de ese concurso al reinado de aquel evento deportivo, Oly Clemente se casaría con Franz Rísquez Iribarren.


    “Martes 4 de diciembre de 1951. Hora 10.00. Emprendo el viaje de regreso OK.NN. He cumplido la misión. Dios Todopoderoso: protege a mis hombres, antes que algo les pase a cualquiera de ellos, permite que me pase a mí.
    Así salí del Campamento Nº 23; guardé mis banderas, mis diarios, mis recuerdos, mis tremendos combates, mis esperanzas, y logré llegar como lo había decidido, de incognito. Tendría mucho que contar del regreso, pero para qué, lo importante es que pude llegar, otros se encargarán de testimoniar un hecho que considero le dio satisfacción a mi país y contribuyó un poco más al conocimiento científico de nuestra Patria. Ahora que quede para el tiempo publicar estos diarios, no pienso enmendar nada, lo que sí creo es que debo quitar mucho, si alguien se le ocurre hacérmelas publicar… y perdonar, perdonar…”

La última arenga de un militar venezolano.
Foto tomada del libro Donde nace el Orinoco.

    Hemos hecho apenas una pequeña nota acerca de aquella famosa expedición en la búsqueda de las fuentes de nuestro principal río, que, de manera muy precisa y sin adornos, Franz Rísquez Iribarren narra en su libro Donde nace el Orinoco, y el cual se puede consultar en la biblioteca de la Fundación Polar. Ojalá que muchos jóvenes se interesen por leer este ejemplar que contiene una parte importante de nuestra historia, y ojalá, también, que a través de algún canal de televisión del Estado, se vuelva a transmitir ese estupendo documental de aquella expedición “que inmortalizó a sus autores y honró plenamente a Venezuela”, como bien lo dijo el historiador J. L. Salcedo Bastardo.

Hito geográfico dejado en las propias fuentes
del Orinoco. Foto tomada del libro
Donde nace el Orinoco.


Franz Rísquez Iribarren murió en Caracas el 8 de octubre de 1969.