NAPOLEÓN PISANI..,

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lunes, 17 de septiembre de 2012

LUIS ALFREDO LOPEZ MENDEZ

Napoleón Pisani Pardi


    Voy a publicar un breve texto acerca del pintor Luis Alfredo López Méndez, donde señalaré algunos aspectos de su vida muy poco conocidos, como, por ejemplo, su relación con un buen grupo de revolucionarios cubanos, y de otras nacionalidades, que con frecuencia se reunían en su casa-taller de La Habana, en la época de la dictadura de Gerardo Machado. También hablaremos de su regreso a Venezuela, luego de la muerte de Juan Vicente Gómez, y de las diferentes e importantes actividades que llevo a cabo en el país este sobresaliente venezolano.
    El pintor Luis Alfredo López Méndez, a los 18 años de edad, se ve obligado a salir del país por estar en contra del gobierno opresor de Juan Vicente Gómez. En Nueva York trabaja como obrero, dibujante de modas, y en la Galería Seligman, especializada en pinturas flamencas del siglo XVI; posteriormente viaja a Paris como corresponsal de la revista Vogue; poco tiempo después, y durante el gobierno dictatorial de Gerardo Machado, vive en La Habana, y allí se relaciona con un grupo de revolucionarios cubanos, y de otras nacionalidades, que frecuentemente visitaban su casa-taller de la Calle Empedrado Nro. 17, y que por haberse convertido en lugar de propaganda política y centro de agitación y organización de la actividad revolucionaria, se le dio el nombre de La Covacha Roja. En una máquina de "silk-screen" adquirida por López Méndez en los Estados Unidos, se editaban manifiestos y declaraciones en contra de varios gobiernos opresores de la época.


    Julio Antonio Mella, Juan Marinello, Carlos Aponte, los hermanos Gustavo y Eduardo Machado, Antonio Guiteras, Pio Tamayo, Salvador de la Plaza, Enrique Flores Magón, Bartolomé Ferrer, Feliciano Montenegro, José Miguel Pérez, y muchos otros militantes de la izquierda internacional, se reunían en aquel espacio desordenado, que era un centro de toda clase de actividades: peña de poetas y escritores, taller de pintura, sede de reuniones políticas y sindicales, y hasta nido para intimidades amorosas. Allí asistía Carlos Boliño, un verdadero líder marxista, quien fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Cuba, en agosto de 1925. Este valiente y consecuente luchador social, fue amigo y compañero de José Martí durante la guerra en contra del poder español. Boliño murió en 1926, a los 78 años de edad.




    López Méndez conoció en Cuba a la mujer que luego sería su esposa, y con la que regresa a Venezuela luego de la muerte de Juan Vicente Gómez. Ella era de Pinar del Rio, y así se llama su casa, en Prados del Este, donde el pintor vivió con su esposa durante largos años. Cuando en 1964 trabaje como ilustrador y diagramador en una revista, de publicación mensual, de la Radio y la Televisora Nacionales, López Méndez tenía un programa en el Canal 5 que se llamaba Lo que es Moda no Incomoda. En una oportunidad el llevo a su programa a una modelo que poso para el en traje de baño, y mientras la pintaba él hablaba, didácticamente, sobre los pasos que el artista debe hacer para realizar un buen desnudo. Esa obra, más un retrato a lápiz que el pintor le hizo a una de las secretarias que trabajaba en el Congreso Nacional, cuando él fue Vicepresidente de la Cámara de Diputados en la época de la "guanábana", estuvieron por muchos años en mi colección.


    Luis Alfredo López Méndez en dos facetas y circunstancias de su vida, se podría titular esta breve historia acerca de ese "bon-vivant" venezolano. Premio Nacional de Pintura en el Salón Oficial Anual de Arte Venezolano en 1943; autor del libro El Circulo de Bellas Artes, editado por el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, INCIBA, en 1969; Embajador de Venezuela en Grecia; fundador, junto con Pedro Vallenilla Echeverría y Héctor Poleo de la Galería El Greco, que estaba ubicada en Puente Hierro; Director de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación, y hasta Presidente de la Junta del Carnaval de Caracas en 1959.


    En algunas ocasiones formamos parte del Jurado de Admisión, o de Calificación en Salones de Arte, y en 1982 dimos una charla sobre el Círculo de Bellas Artes en el Taller José Fernández Díaz de Catia, el cual estaba adscrito al CONAC. Recuerdo que al final de la charla, una muchacha le hizo esta pregunta al pintor: " Maestro, ¿cuál es la pintura que más le gusta a usted?". De inmediato, y con mucha picardía, el pintor le contesto así: "Señorita, acabo de descubrir que la pintura que más me gusta es la que usted lleva puesta en sus maravillosos labios..."


    López Méndez fue el típico caraqueño de la ex-ciudad de los techos rojos, como así lo demostró su comportamiento dicharachero, jovial, inteligente, solidario, y su amor ejemplar por la urbe que lo vio nacer. En una ocasión un periodista quiso saber si su pintura contenía algún mensaje. "No, joven - le contesto - yo soy pintor, son los telegrafistas quienes transmiten mensajes".

  
Luis Alfredo López Méndez murió en Caracas a los 95 años de edad.

DAVID ALFARO SIQUEIROS, DIEGO RIVERA, EDUARDO MACHADO Y LA LIGA ANTIMPERIALISTA DE LAS AMERICAS

Napoleón Pisani Pardi

Eduardo Machado Morales.

    En el libro Memorias de un General de la Utopía, Eduardo Machado Morales, uno de los políticos venezolanos más sobresalientes del siglo XX, habla acerca de la creación de la Liga Antimperialista de las Américas y de la publicación de El Libertador, donde, en el cuerpo internacional, colaboraban muchas figuras importantes de Latinoamérica, Europa y el Caribe. En el Consejo Directivo de aquella publicación estaban los hermanos Gustavo y Eduardo Machado, Julio Antonio Mella, José Vasconcelos, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Salvador de la Plaza. "Sin embargo, no encontrábamos local para funcionar - cuenta Eduardo Machado -. En el Chapultepec Tennis Club yo había conocido a la Marquesa de Guadalupe, señora Rincón González, propietaria de una amplia casona muy céntrica, que alquilaba por una renta bastante modesta. Su sobrina jugaba tennis y la Marquesa era muy aficionada. La dificultad consistía en las ideas políticas de la Marquesa y de su sobrina, sumamente "cristeras" y reaccionarias. De modo que jamás la alquilaría para servir de sede a la Liga Antimperialista y su periódico. Yo le dije de mi propósito de instalar un taller de cerámica, y ellas, sin ninguna sospecha, cedieron a mi solicitud. Jamás la Marquesa podía imaginarse que aquel elegante entrenador de tennis era rojo y ateo.
    Todo hubiera marchado bien si no es porque a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros se les ocurrió pintar grandes murales en el frontis de la casa. Además, para mayor indignación de la dueña, disfrazaron una efigie de San Cristóbal, que adornaba la entrada de la mansión, con un revolucionario gorro frigio y una bandera roja. Un día caminaba por la Alameda cuando vi bajar a la Marquesa de una limusina negra, armada de un paraguas. No me dio tiempo a explicaciones. Cayo encima de mi mientras gritaba: "Bandido bolchevique, como se le ocurre cometer sacrilegio con la casa solariega de mis antepasados y el bendito apóstol San Cristóbal".

Diego Rivera.

    También fundamos un periódico anticlerical: El Bonete, cuyo director fue Salvador de la Plaza. Tenía la espectacularidad de ser diagramado por Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, quienes preferían sus páginas para publicar originales caricaturas".
    Eduardo Machado fue muy amigo de Rivera y Siqueiros, y frecuentemente visitaba los talleres de ambos pintores para conversar acerca de todos los temas del arte y la política. Según Pedro Machado, hijo de Eduardo, el autor del dibujo de el gallito rojo, que es el emblema del Partido Comunista de Venezuela, fue Diego Rivera, y el troquel lo realizo el escenógrafo y creador de esmaltes sobre placas de metal : Ariel Severino. Esto me lo conto Pedro el día 14 de diciembre del año 2009, cuando lo visite en el antiguo local donde se editaba Tribuna Popular, y donde, además, tuvo la gentileza de obsequiarme el libro Memorias de un General de la Utopía, fielmente plasmadas en esta publicación por el periodista Guillermo García Ponce en 1992.

Pedro Machado Allison. Foto tomada por Napoleón Pisani el 14
de diciembre del 2012, exactamente tres años después de que
él me obsequiara el libro: Memorias de un General de la Utopía.


    "Tanto Diego como David Alfaro - sigue contando Eduardo Machado - eran de una personalidad impulsiva, arrolladora, imponente. No era extraño por eso que chocaran con frecuencia y ardieran en conflictos por pugnaces desacuerdos, aun cuando conservaban intactos los sentimientos de amistad y compañerismo. Diego era serio y profundo en sus juicios y persistente en mantenerlos contra viento y marea. Siqueiros era febril y apasionado. Ambos estuvieron siempre estrechamente vinculados a su pueblo. Fueron militantes de la causa popular; comunistas toda la vida pese a las posiciones asumidas en ocasiones en trastorno de la línea oficial del Partido. Las caricaturas de Diego y David convirtieron El Bonete en un acontecimiento en la pintura y la política mexicanas. Fue la única publicación que jamás nos dio pérdidas económicas. Toda la edición se agotaba".

David Alfaro Siqueiros.

    En aquel momento histórico, las tareas principales, en el campo político, de todos aquellos revolucionarios, estaban dirigidas en contra del imperialismo y las dictaduras que existían en el mundo. Cubanos, mexicanos, panameños, hondureños, peruanos, venezolanos, y muchos hombres y mujeres más, de diferentes nacionalidades, militaron, con el mayor fervor, en la famosa Liga Antimperialista de las Américas, creada en 1927.

LA MUSITECA CRIOLLA

Napoleón Pisani Pardi


El artista popular Juan Bravo.

    La Alcaldía del Municipio Sucre, a través de la Fundación Angel Lamas y el Museo de Arte Popular de Petare, Bárbaro Rivas, conjuntamente con la Fundación Bigott, son las instituciones patrocinantes de la exposición Musiteca Criolla, de la cual haremos el siguiente comentario:
    Bajo el título de Musiteca Criolla, el artista popular Juan Bravo expone 25 figuras escultóricas en el Museo de Arte Popular de Petare, Bárbaro Rivas. Esta muestra, inaugurada el pasado domingo 6 de agosto, representa un merecido homenaje a un grupo de importantes intérpretes de nuestra música tradicional. Personajes como Freddy Reyna, Cruz Quinal, El Carrao de Palmarito, Otilio Galindez, María Rodríguez, Fulgencio Aquino, Armando Molero, Olga Camacho, Gualberto Ibarreto, Francisco Pacheco, y conocidas agrupaciones musicales como El Quinteto Contrapunto, Serenata Guayanesa, y Los Golperos de Don Pio Alvarado, están presentes en esta exposición individual de Juan Bravo, artista nacido en Rio Caribe, Estado Sucre, en 1934, y quien ahora exhibe una buena colección de figuras elaboradas en madera, alambre y tela, donde se pueden ver los rostros de los más destacados cultores de nuestra música tradicional, además de los instrumentos utilizados por algunos de ellos para ejecutar las diversas expresiones de la música venezolana.


    Nuevamente este creador popular expone sus trabajos en las salas del Museo de Petare, luego de su primera muestra individual, en el 2006, que en aquella ocasión se llamó Caleidoscopio de Papel. Actualmente, La Musiteca Criolla de Juan Bravo, se compone fundamentalmente de músicos, conjuntos musicales, cantantes e instrumentistas de reconocida trayectoria a nivel nacional e internacional, que la Fundación Bigott le encargara realizar a este destacado artista plástico, quien, con gran destreza y semejanza, retrata la fisonomía de los personajes incluidos en esta colección.
    Recuerdo haber conocido a Juan Bravo en la vieja Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, de la esquina de El Cuño, cuando, en 1954, yo participe como alumno de los cursos libres que se daban en aquella institución de formación artística, bajo la orientación de los profesores Rojas y Pedro Angel González. 57 años después, en septiembre del 2011, lo invite a participar en la colectiva Los Artistas Populares Retratan el Museo del Transporte, que se llevó a cabo con motivo de la celebración del 41 aniversario de la fundación de este importante museo de la ciudad capital.


    Me es sumamente grato el comentar esta excelente muestra individual de quien hace tantos años vi llegar a la vieja Escuela de El Cuño, para allí el desarrollar sus sueños y habilidades creativas, ya demostradas, desde muy joven, en su tierra natal del oriente venezolano, cuando hacia trabajos manuales, pintaba avisos comerciales, modelaba figuras de barro, y los custodios de la iglesia le pedían ayuda para restaurar las imágenes de santos.
    Para Juan Bravo el arte lo es todo en su vida, "lo demás se acaba, pero el arte nunca me ha abandonado".









EL SALON DORADO

Napoleón Pisani Pardi


    El Salón Dorado es otro de los recintos del edificio donde están las oficinas; la biblioteca; el Museo Caracas; el Salón de Sesiones; los archivos; La Capilla Santa Rosa de Lima; la Fuente de los Leones, y otras dependencias, pertenecientes al Concejo Municipal de Caracas.
    En enero de 1905, el general Cipriano Castro, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, ordeno la construcción de un edificio destinado para la Gobernación y el Palacio de Justicia. El proyecto de la obra le fue encomendado al célebre arquitecto Alejandro Chataing, quien también se encargaría de dirigir y supervisar los trabajos de construcción de la misma. Varias modificaciones, y en diferentes épocas, se le han realizado a esta arquitectura de inspiración neoclásica, las cuales, en sus debidos momentos, fueron reseñadas por Enrique Bernardo Núñez, Mario Briceño Iragorry, y otros cronistas y periodistas del país, a través de la prensa nacional: " En el interior del viejo Palacio Municipal se vienen realizando una serie de obras de ampliación y decoración, que están dando la debida comodidad y apropiada elegancia a las oficinas del Municipio. Puede decirse que cuenta hoy la ciudad con una sede acorde con la dignidad que corresponde al lugar donde, en 1811, se firmó el Acta de la Independencia".


    El Salón Dorado lleva esa denominación, debido a que su colección está enmarcada con láminas de oro como elemento decorativo y predominante en los espejos; muebles; marcos de los cuadros y en el magnífico reloj, estilo barroco, que se encuentran dentro de este lugar, y que están relacionados con el arte y la historia del siglo XIX.
    Retratos de José Tadeo y José Gregorio Monagas, pintados por Martin Tovar y Tovar, y otros de Joaquín Crespo y José Antonio Páez, ejecutados por Arturo Michelena y Bernardo González, respectivamente, más un retrato de Rafael Urdaneta, de autor anónimo, están dentro del Salón Dorado, un espacio pequeño, por su tamaño, pero de gran significación si se toma en cuenta el nombre de los artistas y la importancia de los personajes retratados por ellos.

José Tadeo Monagas.

José Gregorio Monagas.

Joaquín Crespo.

José Antonio Páez.

LA SALA RAUL SANTANA

Napoleón Pisani Pardi

Raúl Santana, obra del escultor Martín Leonardo Funes.

    Hablaremos acerca de Raúl Santana, un cronista plástico de la historia y las tradiciones de las clases populares de un país que, por la influencia extranjerizante de la industria petrolera, se fue apartando de las viejas costumbres que le proporcionaban una identidad muy definida, amable y sencilla, el artista percibe que eso está sucediendo con mucha rapidez, y, por lo tanto, se ocupa, con el mayor amor, de plasmar en su obra todo lo referente a las expresiones de lo auténticamente nacional, con la intención de conservarlas y darlas a conocer a las generaciones futuras de Venezuela.
    La Sala Raúl Santana, que se encuentra en el Palacio Municipal, contiene más de dos mil piezas, elaboradas a mano, por este "Cronista Plástico de lo Cotidiano" como así lo llamo Mario Briceño Iragorry. Esta colección de miniaturas reflejan nuestras principales manifestaciones folklóricas; ceremonias religiosas; instrumentos musicales; la gastronomía criolla; personajes históricos y populares; viviendas campesinas; afiches de cine; implementos para la práctica de la hechicería; instrumentos usados en la faena diaria de trabajo, mas otra gran cantidad de piezas de la cultura del país, se guardan en este importante museo de la ciudad capital.


    Raúl Santana nació en la Parroquia San Juan de Caracas, el día 13 de febrero de 1893. En 1911 comienza a estudiar dibujo y pintura en la Academia Nacional de Bellas Artes. Posteriormente viaja a Barcelona, España, y se inscribe en la Escuela de Bellas Artes y Oficios, donde es alumno de los pintores Joaquín Mir y Francisco Labarta, y condiscípulo de Armando Reverón. A su regreso a Venezuela (1917) cultiva el dibujo, la pintura y la escultura, y comienza a realizar caricaturas, las cuales firma con el seudónimo de Santico. El 28 de octubre de 1919, Raúl Santana y Edgar Anzola organizan el Primer Salón de Humoristas de Venezuela, y en el participa con caricaturas y sus primeras esculturas humorísticas. Luego viaja a los Estados Unidos para estudiar fotograbado, y al estar de nuevo en Caracas, instala un taller gráfico. En 1931 se organiza un Segundo Salón de Humoristas, al que envía una gran cantidad de caricaturas, muñecos y animales de la fauna venezolana, realizados con diversos materiales.


    Desde entonces se apasiona por expresar en su obra todo lo concerniente a las expresiones de la cultura nacional, pues, percibe, que son muchas las cosas que representan lo venezolano, que aceleradamente van desapareciendo. Al comienzo de los años cincuenta, Santana ofreció su colección al Concejo Municipal de Caracas, con la finalidad de exhibirla en un lugar apropiado. Pero hubo que esperar hasta 1966, cuando el Ministerio de Obras Publicas le notifico la donación de un terreno, cerca del Parque del Este, hoy Parque Miranda, para allí edificar su museo.
    Finalmente, en 1970, los trabajos de este excelente artista venezolano, son trasladados al Palacio Municipal y se crea la Sala Raúl Santana, perteneciente al Museo Caracas. Durante muchos años todos estos trabajos se realizaron lentamente en la quinta Las Peñas, residencia del autor, en la urbanización Los Palos Grandes. Por fin, después de una buena cantidad de contratiempos, el museo tiene un espacio propio en la planta baja del Palacio Municipal. Allí podemos admirar a muchos personajes populares de la Caracas de ayer: El Duque de Rocas Negras, Cara de Gallina, el chocolatero Natividad, Ño Morian. Periódicos del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX: El Grito del Pueblo, La Agencia Pumar, El Cojo Ilustrado, y una magnifica recreación del taller donde se imprimía El Correo del Orinoco. En fin, en este importantísimo museo, el visitante podrá apreciar cómo fue la vida en el pasado de nuestra ciudad capital, y en muchos otros lugares del país.




Autorretrato.